viernes, 10 de febrero de 2017

Sapiosexualidad




Yo la besé
 Yo la besé y ella me besó sin siquiera saber mi nombre
¿Para qué?
¿Para qué los nombres si es más que suficiente mirarse a los ojos hasta distinguir con claridad el color de las pupilas, Si sobran las palabras cuando la pasión sapiosexual se desborda por la comisura de los labios?

¿Para qué los nombres cuando el cuerpo habla incesantemente y la carnosidad de las palabras te abrigan el alma?
Yo tampoco supe nunca su nombre. ¿Para qué?
¿Para qué los nombres cuando llegan a ti los hados de Eros y Venus?

¿Para qué los nombres cuando a ojos cerrados sabes que la pasión ordena y es reina absoluta del momento?
 ¿Para qué las palabras que se las lleva el viento cuando la sangre embulle entre las venas tanto que se ve saltar bajo la piel?
¿Para qué palabras cando el efluvio del ser completo domina la mente y todos los sentidos?


Yo la besé sin tocarla, ¿Para qué?

sábado, 4 de febrero de 2017

Ella

Ella se dumio  abanicándose  en la vieja mecedora escuchando melodías de amores lejanos
 Tan lejanos como la  adolescencia temprana
Y con los ojos cerrados alcanzó cada una de las estrellas del principito
Y con un suspiro se le fue el alma por  la ventana   hacia el mar lejano 
Y dejó navegar sus sueños hacia el azul  infinito